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La higiene bucodental y corporal en la Edad Moderna

12-03-2025
La Edad Moderna supuso un amplio desarrollo en Europa Occidental, pero: ¿cómo era la higiene bucodental y corporal en aquella etapa? Aquí lo explicamos.

La Edad Moderna es el tercero de los periodos en los que se divide la historia universal, comprendido entre el siglo XV y el XVIII. Y aunque fue una etapa de un importante desarrollo en muchos ámbitos, en otros aspectos tenía algunas carencias. Aquí explicamos cómo fue la higiene bucodental y corporal durante la Edad Moderna.

La higiene corporal en la Edad Moderna

Visitar el Palacio de Versalles en París es adentrarse en un mundo de esplendor y grandeza. Sin embargo, un detalle significativo, a menudo pasado por alto, es la completa ausencia de baños en este suntuoso palacio. Este hecho nos lleva a explorar las prácticas de higiene y salud bucodental de estos siglos, contrastándolas con los avances modernos. Descubriremos cómo la falta de higiene afectaba la vida diaria y la salud de las personas, incluidos los nobles de la época.

Versalles: un palacio de contradicciones

Volviendo a Versalles y a su magnificencia, también era un lugar de contrastes extremos en términos de higiene. El palacio, que podía preparar banquetes para 1500 personas, tenía una higiene deplorable. Los excrementos humanos eran arrojados por las ventanas, contaminando el entorno y contribuyendo al hedor general del lugar. Los jardines, hoy admirados por su belleza, se utilizaban como retretes durante las fiestas, ya que no había baños disponibles.

La vestimenta: un aliado contra el olor corporal en la Edad Moderna

Las pesadas y amplias faldas de las damas de la corte no solo eran una muestra de estatus, sino también una forma de contener el mal olor corporal. Debido a la falta de duchas frecuentes, la ropa estaba diseñada para disimular los olores de las partes íntimas.

El ramo de la novia: una tradición que perdura

Parece ser que el origen de la tradición de que las novias lleven un ramo de flores en la boda está relacionado con esta etapa histórica, ya que, además de como adorno, se utilizaba para disimular el hedor. Las duchas, cuando se realizaban, eran un evento anual en mayo, cuando el clima era más cálido. Esta práctica explica por qué muchas bodas se celebraban en junio, cuando el olor corporal aún era soportable.

Bañarse, una práctica poco habitual y compartida en la Edad Moderna

Los baños se tomaban en una sola bañera enorme llena de agua caliente. El jefe de la familia tenía el privilegio del primer baño en agua limpia, seguido por los demás miembros de la familia en orden de edad, terminando con los bebés, quienes a menudo se bañaban en agua sucia y potencialmente peligrosa. Este orden de baño no solo era antihigiénico, sino que también reflejaba las estrictas jerarquías sociales de la época. Para colmo, muchas familias tenían animales y los guardaban bajo el techo de la casa los días de lluvia, otra fuente de enfermedades.

El uso de las latas para el consumo de alimentos y bebidas

Tampoco ayudaba en términos de salubridad el hecho de que utilizaran latas con estaño para las conservas alimenticias, ya que estas se oxidaban al contactar con determinados alimentos y podían provocar envenenamientos. Tal es así que los tomates, que solían reaccionar especialmente al contacto con las latas, fueron evitados durante mucho tiempo. Algo parecido ocurría con las bebidas alcohólicas, que al ser consumidas en estas latas podían inducir a la catalepsia, haciendo que algunos fueran confundidos con muertos y preparados para el entierro. De aquí surge la tradición del velatorio, donde se esperaba a ver si el «muerto» realmente había fallecido. Este hábito era un reflejo de la falta de conocimiento médico y de la rudimentaria capacidad de diagnóstico de la época.

Reutilización de tumbas y la expresión «Salvado por la campana»

A propósito de la muerte, en Inglaterra estaban especialmente preocupados por el espacio para los enterramientos, lo que les llevó a la reutilización de tumbas. Parece ser que, durante esta práctica, se llegaron a descubrir arañazos dentro de los ataúdes, indicando que algunas personas habían sido enterradas vivas. Como curiosidad, para evitar este tipo de tragedias, algunos siglos después se desarrolló un ataúd de seguridad que tenía una campana en el exterior conectada al difunto por una cuerda; si esta sonaba, el enterrado era rescatado. Aunque hay quién defiende que aquí surgió la frase «Salvado por la campana», es un mito, ya que su origen está relacionado con el boxeo.

Salud bucodental en la Edad Moderna

Con semejantes problemas de higiene corporal, no es de extrañar que la salud bucodental también fuese un aspecto gravemente descuidado. La falta de cepillos y pastas de dientes adecuadas significaba que muchas personas sufrían de caries y enfermedades de las encías. Los nobles y ricos, a pesar de tener acceso a mejores recursos, no eran inmunes a estos problemas.

Herramientas primitivas para lavarse los dientes

Algunos intentaban cepillarse con plumas de aves, trapos o ramitas. Estas ramitas se deshilachaban en un extremo y se utilizaban para frotar los dientes y encías, un precursor rudimentario del cepillo de dientes. El uso de ceniza, sal y hierbas era común para intentar combatir el mal aliento y limpiar los dientes, aunque estos métodos eran en gran parte ineficaces y a menudo dañinos para el esmalte dental.

Impacto de la dieta en la salud dental

La falta de conocimiento sobre la relación entre dieta y salud dental exacerbaba el problema. La nobleza consumía grandes cantidades de alimentos ricos en almidón y azúcar, como el pan y los dulces, lo que aumentaba la incidencia de caries. Los alimentos refinados y la falta de fibra en la dieta también contribuían a una mayor acumulación de placa dental y caries.

Los barberos cirujanos: los dentistas de aquella época

Los dentistas, tal y como hoy los conocemos, no existían. Los problemas dentales graves eran tratados por barberos-cirujanos, que realizaban extracciones de dientes sin anestesia. Este procedimiento era extremadamente doloroso y peligroso, ya que a menudo llevaba a infecciones graves. Las prótesis dentales eran rudimentarias y generalmente hechas de hueso, marfil o incluso dientes humanos extraídos de cadáveres. La falta de anestesia y de procedimientos asépticos hacía que las intervenciones dentales fueran temidas y evitadas hasta que el dolor era insoportable.

Catalina de Médici y Luis XIV, dos casos famosos

Catalina de Médici, una de las figuras más poderosas de su tiempo, sufría de problemas dentales severos. Se dice que sus dientes estaban tan deteriorados que emitían un mal olor constante, lo que afectaba sus interacciones sociales y políticas. Por su parte, Luis XIV, conocido como el Rey Sol, también tenía problemas dentales. Sus dientes cariados y encías infectadas contribuyeron a su reputación de tener un aliento fétido, lo que se convirtió en un problema diplomático en su corte. Estos ejemplos históricos subrayan cómo la salud bucodental podíainfluir en la política y la percepción pública de los líderes.

Avances en higiene y la salud bucodental en la Edad Contemporánea

Con el paso de los siglos y la llegada de la Edad Contemporánea, la higiene personal comenzó a mejorar. La invención del jabón y su popularización en los siglos XVIII y XIX marcaron un cambio significativo. Los baños se volvieron más comunes y accesibles y la percepción sobre la limpieza corporal cambió radicalmente. El desarrollo de infraestructuras como las alcantarillas y el suministro de agua corriente también mejoró las condiciones de higiene general, reduciendo las enfermedades infecciosas y mejorando la calidad de vida.

El cepillo de dientes, una revolución en la salud bucodental

La salud bucodental también experimentó una revolución. En el siglo XVIII se inventaron los primeros cepillos de dientes modernos en China, hechos con cerdas de pelo de cerdo y mangos de hueso. Estos comenzaron a extenderse por Europa, marcando el inicio de una mayor atención a la higiene oral. En el siglo XIX, los cepillos de dientes con cerdas de nylon reemplazaron a los de animales, mejorando la higiene y la efectividad del cepillado.

Desarrollo de la odontología moderna

El siglo XIX vio el nacimiento de la odontología como una profesión médica. Los dentistas comenzaron a utilizar técnicas más avanzadas y seguras para tratar problemas dentales. La anestesia se introdujo, haciendo que los procedimientos fueran menos dolorosos. La invención de las pastas y el enjuague bucal proporcionaron métodos más efectivos para mantener la salud dental. Los descubrimientos en microbiología y la teoría de los gérmenes de Louis Pasteur ayudaron a comprender mejor las causas de las enfermedades orales y a desarrollar tratamientos más efectivos.

Educación y prevención sobre salud bucodental

En el siglo XX, la educación sobre la importancia de la higiene bucodental se convirtió en un enfoque central. Las campañas de salud pública promovieron el cepillado regular, el uso del hilo dental y las visitas periódicas al dentista. Estos esfuerzos han llevado a una mejora significativa en la salud dental en todo el mundo que, por fortuna, se mantiene en nuestros días.

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